martes, 5 de enero de 2016

El Gran Gatsby

«Durante un instante una frase trató de formarse en mi boca y mis labios se separaron como los de un mudo, como si hubiera más batallas en ellos que el mero jirón de aire asombrado. Pero no emitieron sonido alguno, y aquello que estuve a punto de recordar quedó incomunicado por siempre jamás.»

jueves, 26 de noviembre de 2015

Hormas

He estado en tantas hormas de zapatos que a veces me cuesta encontrar la mía.

Me importa tanto la felicidad de ella que inclusive dejo mi propia felicidad de lado. Y lo pago. Lo estoy pagando.

Y no quiero reconocimiento, no quiero regalos, no quiero un gracias, simplemente quiero que la compartas conmigo. Esa sería mi felicidad en este momento. Que me elijas, que me hagas sentir que soy alguien importante en tu vida.

Me esfuerzo tanto, y tan poco obtengo a cambio que me cuesta entender. Tal vez escriba esto para ver si le encuentro una explicación aunque no lo logre, tal vez pretendo que al escribirlo se me vaya esta sensación tan injusta que siento. No se demasiado de merecimientos pero estoy convencido que esto no lo merezco.

Las cosas que deseo se terminan volviendo un hastío en cierto punto, es un padecimiento y pongo lo mejor de mí, tengo paciencia, soy auténtico, soy más expresivo de lo que era y no avanzo. Inhalo e intento de nuevo, una y otra vez.

Hace tiempo que estoy en este desierto sólo aguantando, con paciencia, esperando que en el horizonte se vea algo. Estoy comenzando a tener fantasías, hermosas fantasías, en las cuales me gustaría quedarme a vivir ahí. En las cuales las cosas no resultan tan extremadamente complicadas. Quiero que el mundo real se parezca un poco al mundo irreal.

Y la verdad que no quiero tomar decisiones, quiero dejar de decidir un poco y que el viento me lleve, pero no hay viento, no hay indicio.

Y lamentablemente no me queda mucho más, me gustaría tener más flores, más sonrisas, más abrazos y más te quiero. Tengo miles de besos no dados y no correspondidos y no te imaginas lo que duele y desconcierta que me hagas sentir como un desconocido de a momentos. He dejado de hacerme preguntas que no conducen a nada, he dejado de juzgar, estoy aceptando como una especie de resignación, estoy en tus zapatos, sé que no es fácil pero de que forma lo estoy intentando, creeme. 

Me gustaría creer que todo esto conduce algo, como también me gustaría que sea fácil, me gustarían tantas cosas y me estoy conformando con tan poco.

Tengo miedo de quedarme vacío otra vez, no se negociar, doy todo o no doy nada y estoy dejando la vida por esto.

Me gustaría que fueses introspectiva y vieras nuestra relación, lo que hace uno y el otro por esto y me dijeras que te parece, nada más. Replanteate las cosas porque si hay algo que detesto es perder el tiempo, y lo siento pero me cuesta mucho creer ciertas cosas que me decis. Soy de esas personas que creen en hechos, no en palabras.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Debía

Siempre me debía una entrada que explayara una sensación de felicidad o algo que se acerque.

Me lo cuestioné siempre ya que la mayoría del tiempo me siento bien conmigo mismo y soy feliz. Me considero feliz pero no entiendo porque no puedo translucir todo eso en una entrada. Una amiga me dijo que se debe a que lo que nos hace mal o no nos gusta debe salir, de alguna u otra forma, por lo tanto tiendo a exteriorizar todo lo malo y guardarme lo bueno. Así que haré eso, trataré de escribir algo lindo, algo que cuando lo relea me saque una sonrisa y no nostalgia o melancolía como sucede con entradas anteriores.

Algo lindo es saber que lo que uno hace o dice puede hacer feliz a otra persona, poder sacarla una sonrisa a alguien que queremos en un momento de pesadumbre es algo impagable.

Algo lindo es saber que que nos quiere la persona a la elegimos y queremos.

Algo lindo es compartir sueños, ideas, planes con esa persona. Más lindo es llevarlos a cabo.

Algo lindo es despojarse de todo egoísmo por otra persona, dejar de lado preferencias personales por hacer feliz a la otra persona. Ser feliz si el otro es feliz. Intentar que el otro sea feliz, darle todo para que lo pueda conseguir.

Por sobretodas las cosas es impagable disfrutarlo en el presente, en el ahora.
Ser consciente ahora de lo lindo que está ocurriendo y nos rodea. De como uno va despojándose de miedos para poder llegar a otros niveles de vivencia.

Y para eso tuve que dejarme de hacer preguntas, tuve que dejar de hablarle a mi inconsciente.
Me paré y dejé que fluya, para bien o mal pero que fluya, de a momentos pesaba y de a momentos era natural. No hubo condicionales.

Elegir a alguien y no preguntarse demasiado porque, sino disfrutarlo y dejarse llevar por lo que siente.

No llevo un orden ni una coherencia porque no hay coherencia en esto, son arrebatos y pensamientos y cosas que surgen y uno las disfruta, hay vaivenes, también pero uno los sobrepasa.

Yo te elegí, vos me elegiste sin saber porque acá estamos, con nuestras falencias pero seguro de nuestras decisiones.

Mañana no sabremos que pasará pero para eso estoy dejando todo en el presente para que no luego no haya lamentos ni reproches por si uno dejo todo, hizo lo que quiso hacer y sobretodo fue fiel a uno mismo.

Ayer te elegí, hoy lo reivindico y mañana habrá más razones para volver a elegirte y disfrutar de tu compañía.

miércoles, 24 de junio de 2015

No alcanza

Disculpen si no puedo darle rienda a este blog, tal vez sea otra de las tantas cosas que no puedo ser capaz de terminar.

No puedo seguir un hilo, una idea, son muchas cosas sueltas, tal vez esas cosas sueltas formen algo, tal vez no aunque no pueda hacer nada con eso.

1) A lo largo de mucho tiempo confundía las sensaciones. Creía que la sensación de fracaso era la peor sensación, luego me di cuenta que la peor sensación es arrepentirse de lo que no se hizo. Sin embargo creo que una de las peores sensaciones es no alcanzar. No alcanzar reiteredamente. No me vengan con eso de que si uno deja todo no se siente mal o la sensación es distinta. Tienen razón no es tan fea como no intentarlo pero duele exactamente lo mismo, sobretodo cuando uno sigue martillando, tal vez no sea el clavo, tal vez no sea la pared, pero tal vez no sea la herramienta y yo solo tengo martillo.

2) Me gustaría poder aprovechar más a la gente que me quiera y me desea, que no es poca, tampoco mucha pero no debería desestimarla, sin embargo siempre estoy en la otra vereda. Cuando por esas razones me encuentra en la vereda correcta estoy mirando con ganas la vereda de enfrente aunque ya sé todo lo que me espera.

3) Uno pide y desea cosas y se olvida de leer la letra chica.

4) No entiendo porque algunas cosas cuesten tanto. Cuando algo te cuesta mucho deja de ser suerte o destino. La respuesta es uno mismo. Yo creo y considero que siempre trato de lograrlo y tenerlo pero evidentemente algo esté haciendo mal, puede que sea eso, puede que esté usando un martillo cuando corresponda usarse un destornillador, quien sabe.

5) A veces me dan ganas de darme por vencido. La sociedad me vendió estándares e ideales que ya me di cuenta que no existen aunque algo dentro de mi cree o lo espera.

6) Siempre falta algo. Es la premisa de mi vida. Casi lo termino pero no pude, me faltó poco. Es una mierda no terminar cosas.

7) Lo que verdaderamente odio es el vacío. Sentir vacío

8) Detesto demasiado que la felicidad de uno esté supeditada a lo que una persona pueda hacer o decir de uno. Es algo tan básico y ordinario, pero todos queremos que algunas vez nos quieren, que nos sonrían solo por estar. Por más que te esfuerces en lograrlo no vas a poder, eso depende de la otra persona.

9) No entiendo, sé que no tengo que entender este tipo de cosas pero me cuesta ver que las cosas no resulten cuando siento que vengo haciendo todo bien. Antes me equivocaba y aprendía de mis errores, ahora siento que no me equivoco y sigo sin alcanzar ¿tan difícil es? me gustaría que me dijeran "no, te estás equivocando en esto" entonces así vería que nuevamente soy yo el problema, el que esté haciendo las cosas mal y no pensaría de más.

Entiendo que tenga una visión pesimista de las cosas, lo siento, me gustaría ser optimista pero no puedo, me gustaría en serio pero sería una utopía porque me encuentro muy alejado de toda empatía.
No seré escritor, y sería un insulto llamarme así, pero creo fervientemente en que cualquier buen escritor se forjó de la tristeza y el sufrimiento, en mi caso me resulta imposible escribir desde la felicidad.

Me gustaría que fuera distinto, ay cuanto me gustaría. Pasará como todo, aunque hay pedazos de corazón que uno va dejando en el camino, espero llegar con algún poquito de remanente con la persona que corresponda.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Diferencia

Hay que saber diferenciar entre alguien que guste de vos y guste de como la hacés sentir, son dos cosas muy distintas.

Y darse cuenta de la diferencia lastima.

Estoy todo el tiempo esforzandome por algo que no puedo convencer a la otra persona. 

lunes, 29 de diciembre de 2014

Instante

Pocas cosas son más fascinantes que el concepto del instante.
¿Cómo se podría definir un instante?
¿Cuál es la cantidad de tiempo que dura en instante?
Son indeterminaciones, y me fascinan las indeterminaciones. Siendo un ser lógico y de materias exactas me fascina todo lo que no se puede determinar, me saca del teorema, de la hipótesis, del campo determinado y me pone en una perspectiva que me obliga a sentir, a dejarme llevar, a intuir y no a razonar y evaluar hipétesis o situaciones.

El hecho puntual que es un mensaje de whatsapp que resulta de la conclusión a un día, a una salida, a un encuentro fortuito y esperado. Una tarde agradable, agradable por la compañía. Y un mensaje que me hace sentir bien, feliz. Soy feliz, pero eso fue felicidad desde otro punto.

Las personas de razonamiento lógico, científicas podría decirse, nos resulta difícil encontrarnos con la parte sensorial, ya sea exponerla, transmitirla o lo que fuere... desconozco por qué, creo que si lo supiese no me costarían tanto algunas cosas. Tal vez sea miedo, un miedo a algo que no puedo saber o determinar, no encontré la respuesta, por eso no puedo decir que sea miedo si no lo conozco, tal vez considere que sea algo íntimo, algo demasiado íntimo, más que la desnudez inclusive.

Sin embargo cuando lo exponemos lo hacemos mal, torpemente, inclusive por obligación... moral, de la ayuda psicológica que obtengamos, etc. Y es algo de no creer que tanto cueste ser sincero con uno mismo. No es nada del otro mundo, es exponer algo real, algo que te está sucediendo y hacérselo saber a la otra persona, es simplemente eso, no es nada complejo.

Y fue eso, un simple mensaje de whatsapp que me levitó, me puso en otra perspectiva y me hizo sentir otra persona en ese momento, en ese momento les juro que fui otra persona. Obviamente luego traté de encontrarle una explicación y claramente no la encontré. Simplemente disfruté de lo que me hizo sentir en ese instante que sentí eterno.

Las palabras se las lleva el viento, mucho más si es en un mensaje de texto, chat o lo que fuese, pero eso fue algo muy lindo, lamento desilusionarlos pero me sentí lleno por un momento. En ese momento no quise nada más, estaba realizado, en ese momento no supe si reir, llorar... no sabía, fue algo nuevo.

Y celebro eso, celebro la eternidad y plenitud del instante, del encontrarse solamente con uno por un momento... no existe nada, familia, trabajo, plata, nada... es uno, en su escencia, en ese momento sos feliz y se puede ir todo a la mierda.

Que se vaya todo a la mierda (solo por algunos instantes)

martes, 16 de diciembre de 2014

Arsenal: el medio es más importante que el fin

De chico amaba alocadamente el fútbol, recién de grande supe darme cuenta de esto ya que en esa edad me parecía algo sumamente normal pasar la cantidad de horas que yo pasaba leyendo, mirando la televisión, y elaborando estadísticas (todavía no existía Internet en mi mundo), noticieros en inglés (Sportscenter solamente estaba en la señal estadounidense).

Sobretodo imaginando y recreando en mi cabeza los genios del fútbol mundial: los goles del bombardero Muller, las tapadas de la araña negra Yashin, la gran máquina riverplatense, la ferocidad de Bernabé, el talento inigualable del charro Moreno, la velocidad de la Saeta rubia, los goles de Stábile en el mundial del 30, las combinaciones del Wunderteam austríaco, la naranja mecánica, las 200.000 personas en el Maracaná, Josef Bican, el goleador más increíble del que se tenga registro y no haya jugado siquiera un mundial por culpa de la maldita guerra mundial, etc.

Pasaba mucho tiempo con mi abuelo, futbolero de raza como yo. Él era mi nexo hacia ese fútbol, era mi medio de transporte hacia ese mundo que no me correspondía pero yo quería formar parte. Él me recitaba formaciones clásicas de Boca (asérrimo bostero), y me contaba anécdotas de otros tiempos. También me chicaneaba bastante por ser fanático de River. A mi me fascinaba todo.

De repente hubo un momento que me hizo sentir parte del fútbol actual, de tener sentido de pertenencia con el presente, ahí sentí que estaba en mi tiempo, que ahora si me tocaba vivirlo a mí. Era la primera vez que sentía eso, el pensar "que lindo que esto esté ocurriendo ahora y yo pueda verlo".

Un estilo de juego, una filosofía, una idea y la forma de ejecutarla. Eso era el Arsenal inglés que arrancó en mediados del 90 y duró aproximadamente una década. Veía un fútbol de equipo total, todos pasando el balón, protagonistas, no había papeles secundarios así hubiese estrellas en el equipo. Todos buscando el espacio libre, el desmarque, sacrificados para correr cuando no se tenía el balón y en contraposición había lujo y maravillosidad cuando se disponía de él. Cada uno sabía que era lo que tenía que hacer, ocupaban la totalidad de la cancha, uno podía jugar con los ojos cerrados y encontrar siempre a un compañero luego de un pase. Admiraba la precisión, los pases al ras del suelo, el lujo sin entrar en ostentación. El partido podía salir 0-0 pero mis ojos siempre se iban maravillados luego de ver al Arsenal. No decepcionaba, eran fieles a si mismos todo el tiempo. El respeto que tenían por este deporte lo enaltecía.

Dentro de toda esta orquesta que disponía Wegner había dos maestros de obra: Bergkamp y Henry, eran los encargados de darle el toque distintivo a este arte. Y que me disculpen otros grandes que han participado de este equipo.

A Bergkamp nunca supe como definirlo, cada vez que me toca hablar de él se me complica.
Poseía un talento desmesurado, veía el fútbol como solo lo hacen los iluminados, tenía un control de balón que hacía dudar de las leyes de gravedad (recordar el gol que nos hace en el Mundial), y una capacidad de resolución en tiempo/espacio mínima. Él era TODO lo que quería ser como jugador de fútbol. Él era el fútbol en ese tiempo. La elegancia y clase de los movimientos, la precisión en el pase, era algo brillante.

Bergkamp era introvertido, frío, no poseía un gran carisma, sufría una fuerte fobia a viajar en avión, la magia de él ocurría dentro de la cancha, donde a mí me importaba. Luego apareció Henry, con gran carisma, era un rockstar dentro y fuera de la cancha. Era la pareja perfecta para la personalidad de Bergkamp. Alguien que se hiciera cargo de los flashes, las declaraciones. Así desplegaron el fútbol más lindo que haya visto durante mucho tiempo: un Bergkamp encargado del circuito de juego, de quebrar la línea final, esa parte del juego que nunca sale en la tapa y se lleva los flashes y por otro lado un Henry letal a la hora de definir, recibiendo ovaciones y saliendo en las fotos.

Fue hermoso mientras duró, ese Arsenal no resultó ser un gran campeón de su época, no arrasó con títulos durante esa etapa pero a mí me quedó eso: el estilo y la identidad.
Con ese Arsenal aprendí a resaltar la estética, a ser capaz de ver la belleza de una idea bien llevada a cabo, a disfrutar del desarrollo de las jugadas y no solo en la culminación.  A disfrutar de la totalidad del fútbol porque es impagable ver como una idea de valores nobles es ejecutada de forma precisa, mucho más cuando triunfa.

En un mundo donde solo importa ganar, ganar y ganar, el fútbol también está inmerso en eso.
El fin siempre es ganar y no importa el medio o la forma de lograrlo, parece no importar y no nos extraña cuando alguien incurre en la trampa, mentira o ilegalidad. Incluso algunos lo justifican.
Sin embargo apareció este equipo, y me hizo ver que el medio si importa, que el medio es lo que importa, porque al final de cuentas haber ganado o perdido no es un juicio de valor exacto en un deporte tan variable e impredecible.

Me cambió la perspectiva que tenía hacia el fútbol. Si se podía jugar al fútbol como yo lo imaginaba en mi niñez, pero esta vez no era una recreación o fantasía mía, tampoco una anécdota de mi abuelo, esta vez era real.

Bergkamp se retiró hace años y hoy Henry hace lo mismo y me embarga una sensación de nostalgia terrible porque caigo en la cuenta que eso ya no existe más, que viví algo que no se va a repetir y fue increíble, tanto Bergkamp como Henry pasarán al cajón de los recuerdos, a la inmortalidad de la memoria y para mí eso si es GANAR.

Solo espero, tal como hacía mi abuelo, hablarles a mis nietos del Arsenal de los 90/00.

Con la piel erizada te digo gracias Titi, adiós Arsenal de ensueño.